viaje a HOlguin Loma de la Cruz
Relatos de Viajes

Viaje entre dos años: otra deuda, otro rumbo

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Viaje a Holguín

Cuando eres padre divorciado tienes que adaptarte a la difícil tarea de saber que compartes tu hija. Las vacaciones se acabaron y la nostalgia invade todo a tu alrededor. Como siempre, en momentos así, busco una reserva posible, y el destino más lejano que pueda alcanzar.

De esta manera me encuentro en un lindo tren rumbo a la ciudad de Holguín. Esta es una de mis deudas cubanas.

Entré a la aplicación Viajando. La pueden descargar del sitio apklis.cu. Es una app bastante loca y no funciona muy normal que digamos, pero ya vez. Voy chirriando sobre railes atravesando Cuba, en Nochevieja.

Por lo que una vez más me encuentro viajando entre dos años.

Pareciera que ya esto de reservar el 31 de diciembre se está convirtiendo en un vicio social de mi parte. Es tan duro rechazar la idea de un tren semi vacío con caras de fiesta y voces telefónicas recordando las felicidades entre los vivientes…

Gran parte de las atracciones turísticas se basa en la historia que envuelve los destinos que visitamos. Esta vez, Holguín tiene de varias, pero es indiscutible uno de los sitios que debía visitar de sí o sí.

Fue en esta provincia donde el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, digo, Don Cristóbal Colón dijera: “Esta es la tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto”. Bueno, una frase así de parecida; pues, por mucho que se pareciera, no hablamos el mismo castellano.

En esta región me atraen tres sitios específicos que deseo visitar desde hace mucho: Gibara, Banes y Bariay.

La primera, por ser esa Villa Blanca cargada de historia y tradiciones (además de su afamado Festival de Cine Pobre); el segundo, porque desde hace mucho intento encontrar los descendientes de aborígenes que restan en Cuba; y el tercer lugar, por ser el punto por donde pisara tierra el Almirante (aunque algunos discrepan de la veracidad, o mejor dicho, de la exactitud del lugar).

El caso es que la mística del choque de culturas me llama con su canto de sirena.

Como te decía, viajar a Holguín entre dos años tiene sus tentaciones visibles. La primera es que viajas con el tren casi vacío. Tenía los cuatro asientos para mí solo (6 diría yo, porque los de atrás tampoco se ocuparon en todo el recorrido).

Me gusta viajar en fechas festivas porque todos se felicitan, se acarician con gestos y amabilidades, a pesar de lo cambiado que se encuentra nuestro país en estos últimos días. Parece como si ya casi nadie desea servir nada gratis, o por el puro placer de la amabilidad. Es triste ver como desaparecen estas prácticas que existían hasta hace muy poco. Me recuerda las Comedias de Balzac.

En días festivos tampoco hallas muchas colas al entrar y los que hacen guardia te tratan con mayor amabilidad.

Otra de las ventajas radica en la escusa perfecta para no aceptar invitaciones “familiares” a pasar con ellos las celebraciones. Esto no debe ser necesario. Lo sé. Mas no tiene caso justificar lo imposible.

Llega la fecha.

Me pueden suceder tres cosas: Verme en el compromiso de estar con quien no deseo; compartir con gente que amo, pero no con quien más quisiera estar en ese momento; o, la más frecuente, comparta con quien comparta, desearía estar de viaje hablando con personas totalmente desconocidas antes de aquel día.

Perdonadme si no me entendéis. Así son las almas viajeras. Mientras los normales se dedican a organizar eventos calculados por una agenda desde hace meses, los mochileros solo pensamos en la posibilidad de movernos a cualquier sitio lo más distante posible.

Una deuda viajera recurrente

Mi deuda más importante en toda Cuba siempre fue pisar la tierra por donde arribó el Almirante Cristobal Colón: Cayo Bariay.

La mantengo desde hace muchos años y siempre se me escurría en los frustrados intentos de alcanzarla. No había manera de viajar a Holguín y tocar sus aguas del norte. Por eso, cuando me decido a buscar ruta hoy 29 de diciembre, el primer nombre que me surgió fue ese.

¡Dios es grande! No me lo puedo creer. ¿Del primer intento?

Los trenes cubanos ahora salen cada 4 días… Lo miro, pero, en serio, no lo creo. Allí estaba, en la pantalla de mi móvil, un pasaje esperando por mí. Uy, uy, uy, ¿qué destino? Habana-Holguín. Las dos primeras palabras que había escrito. Vaya, el único inconveniente es que no fuese hoy mismo. Ja, ja, ja.

Al fin mi viaje a Holguín

Mochila lista. Una carpa prestada. Destino en un boleto. Venga, ¡a tomar rumbo!

En realidad, solo pienso gastar un par de días para llegar a Cayo Bariay y otro para regresar a la capital cubana.

31 de diciembre, 5:20 p.m.

El tren sale con 1 hora de retraso. Vaya, comenzamos mal, pero es Nochevieja, no seamos pesimistas. El coche es lindo, el ferromozo no tiene cara de molestón y las ventanillas me recuerdan que dejaré esta ciudad. Los cristales me regalan el alivio del movimiento. Cualquier otro sitio me da igual.

1º de enero de 2023.

El Tren de Habana a Holguín se ha mantenido en su itinerario habitual, sin percances ni sustillos. Avanza lento, pero constante. Amanece en alguna parte del tramo después de Ciego de Ávila. A las 6:20 de la mañana se detienen en la estación de Camagüey unos minutos.

Estos paisajes de llanura y soledad los recuerdo de mis varias escapadas a Santiago de Cuba. Las ventanillas son parte de intrínseca de mi felicidad. 9:15, Las Tunas; 10 de la mañana atravesamos el pueblo de Mir. Y a las 10:51 estábamos invirtiendo el sentido del tren en el ramal de Cacocum para desviarnos hacia Holguín.

Llegamos a la Estación de trenes de Holguín y un autobús llamaba rumbo a Banes. Subí discreto. Me senté en un rincón y, como pequeñuelo que acaba de cometer una fechoría, sonrío en mi interior con un volcán de risas invisibles que me hacen doler el estómago.

¿Nunca te has reído así? ¿Esconder la risa hasta que te duele la panza?

Solo me delaté al llegar a Banes y preguntar por la parada más cercana al Museo de Arqueología.

En la tarde tomé un transporte de trabajadores a Playa Guardalavaca y en la noche estaba de regreso en Holguín, para llegar a otro de mis imperdibles de esta ciudad: la Loma de la Cruz.

Loma de la Cruz Holguín

Cuando decides viajar a Holguín el primer imperdible que te viene a la mente es el famoso mirador de la Loma de la Cruz; con su conocida escalinata.

### Foto de frente a toda la escalera.

Son cerca de las 9 de la noche. Los bullicios de las parejas en romance, los niños con sus algarabías y las distintas generaciones que observo en este lugar me dan la idea de lo importante que es en realidad esta escalera en la vida de los holguineros. Luego me daría mejor cuenta de esto.

A casi todas las horas del día, el mirador y su escalinata se mantienen llenos de vida. Es un constante movimiento de chicas y chicos de cualquier edad haciendo ejercicios, o compartiendo en familia, o compitiendo entre juegos… Hasta pude observar a los instructores deportivos realizando entrenamientos oficiales en los escalones más bajos del lugar.

En las noches, según me cuentan, los faranduleros tienen por costumbre salir de las Disco y los Pub a terminar sus conversaciones encervezadas en la cumbre; regalándose promesas de amor con Holguín a sus pies.

Incluso puedes ver como encienden velas en la base de la cruz; pidiendo deseos y regalándose promesas entre ellos…

Acá arriba tienes dos bares y un restaurante cerca (a unos 100 metros, por la calle de la subida de autos). Hablando de carros. La escalinata no es la única vía para acceder a la cima. Tienes una calle que llega hasta acá; y es la más usada en las excursiones juveniles de las madrugadas.

Lo mejor de este agradable mirador es que disfrutas de una vista genial con numerosos asientos a todo lo largo del círculo y en varios otros espacios que te ofrecen hasta cierta intimidad si lo deseas.

Su escalera cuenta de 456 escalones, desde la calle hasta el rellano máximo del mirador. Tuve el placer de contarlos. Los más regulares se distribuyen en 16 tramos simétricos de 25 escalones; además de otros 4 desiguales. Para mejorar la suerte, entre los tramos tienes un descanso en cada uno de ellos con asientos incluidos. Son una verdadera delicia, si como yo, subes con una mochila de 20 kilos.

Hora de dormir

Bastante por hoy. Me preocupa que los visitantes no parecen acabar y la noche avanza. Veo unos muchachos conversando con toda la paciencia del mundo junto a uno de los quioscos cerrados. Uhm, me parecen tíos de guardia. Así fue. Con ellos congenié el mejor sitio para la carpa y a dormir como un bebito. Cuando desperté ya el sol se me había adelantado.

Desayuno sobre la hierba

2º de enero. El sol se levanta claro y fuerte, a pesar de que amenaza con llover desde el día antes. Una vez más, me doy cuenta que no hay manera de ver este lugar vacío. Ya las chicas elegantes con sus cuerpos algo pesados

Es probable que sientan sus cuerpos con algo de peso extra e intentan disciplinarse a golpe de ejercicios y rutinas. Estamos en la era de los selfies y el fitness (más del primero que del segundo).

Rubén, uno de los tíos que trabajan acá me invitó a desayunar. Un banquete: pan con tortilla, jamón, queso, tamales y refresco. Me parecía un sueño.

Mi consejo al Viajar a Holguín

En el mejor de los casos, si visitas esta ciudad y estás apurado, te recomiendo no perderte la subida a la Loma de la Cruz y recorrer las calles maceo y libertad. Entre ellas se hallan los 5 parques más importante de este lugar. Y, si te fijas en esta vista desde arriba, las dos calles que te mencioné, además de ser las más importantes mantienen una distancia entre ellas de 200 metros.

### foto nocturna desde la loma.

Es un detalle inusual, pero satisfactorio, pues le da un espacio mayor a sus parques.

Las experiencias viajeras más importantes de esta región se hayan en sus alrededores; esto es un juicio personal. No quiero que nadie se sienta ofendido, pero visitar solo la ciudad de Holguín es un pecado.

En un bosquejo rápido tienes la ciudad de Gibara con sus encantos de tradiciones y el Festival de Cine Pobre; Cayo Mambí; Cayo Bariay; Banes, con su Museo de Arqueología aborigen; Playas de primer orden: Guardalavaca, Pesquero, Esmeralda…

Cuando pueda tener mayor calma y concentración te escribiré una Guía detallada para viajar a Holguín y que puedas sacarle el mayor provecho.

Yo me atreví a continuar camino a Baracoa, la primera Villa fundada por los españoles en Cuba. ¿Te atreves? O puedes darte la retirada bajando a Bayamo y Manzanillo.

Loma de la Cruz: Segunda parte

He dado algunos recorridos por Holguín. Son las 5 de la tarde. Aquí estoy, a los pies de la escalinata de la Loma de Cruz una vez más. Creo que es buen momento para descansar de las caminatas; más teniendo en cuenta los 456 escalones que me esperan.

Esta noche compartí más con uno de los chicos de guardia.

Luis, como muchos, comparte profesiones. Es artista. Compositor, Rapero y Director del Grupo “King Urban”.

Entre sueños, anhelos, experiencias y vicisitudes transcurrieron las primeras horas de la madrugada. El descanso no fue mucho, pero valió la pena esta conversación conmovedora. Nos enorgullecimos de las hazañas en el escenario, teorizamos, nos llamamos a capítulo por las metas no alcanzadas y los algoritmos del oficio…

Lo más agradable de viajar es conocer todo lo nuevo posible. Sin embargo, en cada ser humano se alojan experiencias, valores, recuerdos, añoranzas y deseos nuevos para mí. Todo se repite. Pero lo hace en la amalgama de las ideas sucesivas que no tienen por qué ser iguales; aunque similares.

Cada persona que conoces puede ser como un nuevo amanecer del mismo sol; tantos matices naranjas en la historia de cada día.

Velas rumbo: ¡Cayo Bariay!

3 de enero. Hoy es mi día de suerte. Cuántos años llevo esperando acariciarte. Si como viajero, Dios me hubiese permitido el placer de abrazar solo tres Top destinos cubanos y nada más, estos hubiesen sido: Trinidad, Cayo Bariay, Cabo de San Antonio. Este último aún permanece en la distancia de mis ambiciones mochileras.

Como lo he dicho repetidas veces, es imposible para un viajero americano recorrer el mundo y no haber pisado la tierra donde Cristóbal Colón (por quien me quito el sombrero) descubrió América.

Al fin, estoy aquí, en la terminal “Las Baleares” esperando emocionado la salida del autobús rumbo Freyre (Santa Lucía). De Freyre tomaré algo hasta Fray Benito. Es lo que me han dicho que debo hacer.

Observo en el mapa, ni siquiera parece un cayo, pero razones tendrán para llamarle así.

Algo es seguro, no te escaparás esta vez.

Sobre las 10 de la mañana me encuentro en la entrada de Cayo Bariay.

Ojo. Te aconsejo que lleves los ojos abiertos cuando vayas de Freyre a Fray Benito, porque la entrada al Cayo está antes de llegar a ese destino.

### Cartel entrada Cayo Bariay.

Fueron tantas las vivencias que recibí en este lugar que no podía a menos que escribirte una página completa sobre ello. Aquí tienes la página:

Cayo Bariay: el encuentro de dos culturas.

Levad anclas rumbo: Gibara

Cargado de las más increíbles emociones. Con un mundo interior repleto de la tan esperada información, nuevas interrogantes y destellos históricos, decido atravesar a pie de Cayo Bariay a Gibara “por dentro”. Este trayecto es de poco más de 20 kilómetros.

### Mapa con la marcación hacia gibara. y la foto mía caminando por la línea.

-Hola, ¿puede decirme cómo llego más directo a Gibara?

-Pero, ¿a pie? Fue la repetida interrogante las dos o tres veces que hice la misma pregunta.

Todos se extrañaban de mi decisión. Parecía una empresa de locos. No sé por qué les parece tan disparatado ver a otra persona que camina sin justificación aparente.

Emprendí camino sobre las 2 de la tarde.

A poco andar, en la salida de Cayo Bariay, te cruzas con una línea de tren que se dirige a Potrerillo, un pueblo pequeño en medio de los bosques y cultivos cercanos al mar del norte. Llegué a esta ubicación a las 5:13 pm.

La misma pregunta, las mismas expresiones de asombro.

-Sigue recto la línea hasta que se acabe. Sin desviarte en el ramal que encontrarás. Siempre mantén la vista a la derecha. Encontrarás un río, luego otro, y saldrás a Santa María; en la carretera de Gibara. Pero te faltan más de 20 kilómetros. Me dice la amiga que se ofrece a llenarme el pomo de agua.

Para luego es tarde.

Sigo camino por senderos entre los montes, pero limpios y fáciles de ubicar. La mochila me pesa un poco. Viajo con 20 kilos entre comida cruda, cazuelas, tienda de campaña y demás pertenencias. Tengo ampollas en ambos talones. Los zapatos me pasan factura por su mala calidad (Made in China). Camina que te camina. Ya me siento un poco cansado cuando llego al primer gran referente sobre la exactitud de mi ruta: el primer puente.

La noche se me ha venido encima temprano. Son las 6:17 y esto es una boca de lobo. Tan oscuro es que debo tener cuidado cruzar el puente sin barreras protectoras y bastante dañado por el deterioro de los años y el descuido. Pero…

Uhm, delante se me ha presentado una encrucijada. ¿Cuál ruta tomar? Me dijeron a la derecha. La sigo, pero la intuición despierta sospechas. Demasiado a la derecha.

Gracias a Dios, un tío a caballo me ayuda a enderezar el paso. Esta vez era la ruta de la izquierda. Qué locura. Ahora me indicaba todo lo contrario: sigue siempre por la izquierda. Cuando llegues al próximo río aparecerán dos caminos, el de la derecha se dirige directo a Gibara, pero por el camino viejo y no sé cuán sano esté. Te aconsejo el de la izquierda, limpio y, aunque más lento, saldrás sin problemas a Santa María.

Arriba. Otra bifurcación: me deslizo a la izquierda. Una recta insoportable se encarga de exprimir mi energía restante. Ya casi no aguanto más. El dolor en los talones me irrita. Busco a cada paso donde abrir la carpa, pero las propiedades cercadas y las casas de familia se suceden unas a otras todo el tiempo. Son más de las 8 de la noche y todas las puertas están cerradas. No tengo a quien pedirle permiso para pernoctar. Varias veces me descuelgo la mochila y vuelvo a recomenzar en minutos.

Se acerca un coche de caballo. -Por favor, ¿me llevas un poco? El muchacho me mira, continúa, pero como arrepentido, se detiene. Uf, pocos minutos después estoy en el estadio de Santa María tendiendo la carpa para descansar por un bebé.

Rumbo Gibara (segunda parte)

4 de enero

Me despierto a las 5:30 para comenzar la nueva jornada a las 6.

Dicen que me faltan unos 5 kilómetros. Estoy descansado y he puesto algunos trozos de papel en el tacón de los tenis para que molesten menos las costillas plásticas que me han hecho las ampollas.

Me demoro mucho más de lo necesario para 5 km. Son las 7:36 de la mañana y disfruto de la vista de la bahía, el puente colgante para peatones y el túnel labrado en la piedra.

tunel gibara viaje a Holguin

Pocos paso más allá leo el cartel Gibara: ciudad monumento nacional.

Siempre mantuve respeto por esta ciudad. No la considero un imperdible, sin embargo, más allá de su importancia menor, algo me atraía desde hace años.

Hoy, un doble compromiso me ha obligado visitarla: su valor, y Daylami, una vieja amiga Instructora de Arte…

Gibara tienen cierto porte. Es pequeña y dañada por los años de descuido; pero se respira un aire de complicidad. Debe ser ese mar del Caribe que no deja de sorprender a los viajeros.

Lo peor de una ciudad es que su visitante se apasione por otro destino. Esto es terrible, pues se acaba la magia, mueren los deseos de continuar contemplándole. Es lo que me ha sucedido. Justo en el recodo antes de entrar, he mirado la Silla de Gibara y he visto en mi alma mucho más allá: Cayo Bariay, Baracoa, Punta de Maisí…

No puedes hacer nada cuando tu corazón abandona la contienda, enamorado de otra.

Tenía pensado pasarme un par de días en esta ciudad, conversando y riendo. Sin embargo, desde esta mañana se ha despertado en mí ese afán, que me persigue en todos los viajes, a la irremediable búsqueda de algo más. Siempre algo más.

Ya no pienso con claridad en otra cosa que no sea continuar camino hasta que se acabe Cuba.

Continuará…

¡Que Dios bendiga todos tus viajes y aventuras!

Tío Lucio el viajero.

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Lucioviajero
Lucioviajero

Mi gente, soy mochilero de cuerpo y alma. Esta es mi bitacora de viajes. Acá les dejo mis aventuras, junto con mucha info útil para sus escapadas.
Nos vemos por las calles del mundo.

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