Cuba: la llave del Caribe para todos los viajeros
“Es la tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto…”
Fueron las palabras del Almirante Cristóbal Colón al arribar a Cuba. Viajeros que se encontraban al extremo del caos y la desesperacíón. Colón y sus tripulantes llegan a estas tierras el 27 de octubre de 1492, procedentes posiblemente de la actual isla de Watling en las Bahamas. A bordo de las naves “La Pinta”, “La Niña” y “La Santa María” desembarcan por el norte de la actual provincia de Guantánamo. En la actualidad todavía se debate sobre el lugar exacto al que el almirante llamó Puerto de Mares, ya que no se llega a consenso sobre si desembarcó por Gibara o Bariay. Algo sí estaba claro: no eran, ni remotamente, los primeros turistas en la mayor isla del Caribe.
Los paseos y las incursiones habían comenzado mucho antes. Según los historiadores, los primeros viajeros en llegar a Cuba se cree que hayan venido desde Missisippi, Florida y Bahamas (en la actualidad este fenómeno es al revés; pero así van las cosas en el loco proceso de las migraciones). Según el Frai Bartolomé de las Casas, la última de estas excursiones precolombinas data del siglo XV, y eran taínos procedentes de Venezuela –por aquel entonces, ni tan república, ni tan bolivariana. Estos nuevos visitantes ya practicaban la agricultura del maíz y la yuca, y confeccionaban enseres de cerámica.
Estos nuevos inmigrantes vivían en comunidades a base de grupos de bohíos de guano y yaguas de las palmas, aunque luego comenzaron a usar la madera del árbol, que es relativamente fácil de conseguir, pues no necesitas aserradero y poseen durabilidad extrema. Esta forma de vivienda ha persistido en las campiñas de Cuba por varios siglos. Aún en la actualidad, en nuestros campos puedes encontrar comunmente viviendas similares, aunque la mayoría más grandes y sofisticadas, si bien no en la arquitectura ni sus materiales, pues continúa siendo predilecto el empleo de la palma real: madera para las paredes y guano para el techo, la mayoría posee pisos de cementos y electricidad –no en todos los lugares de las montañas.
De la lengua aborigen no queda mucho, casi nada; solo algunas palabras arraigadas a nuestra historia. Entre ellas, las más conocidas son: Habana, Jaimanitas, yarey, fotuto, Hatuey, coa, macana, caney, Cuba…
Por cierto, esta isla que Don Cristóbal Colón bautizó con el nombre de “Juana”, en honor a Juan de Aragón y Castilla, quién aún vivía y era el heredero a la corona de los Reyes Católicos patrocinadores del viaje, ya tenía nombre. Los nativos le llamaban “Colba” (Cuba).
El idioma oficial es el español. Gozamos de la reputación de poseer la mejor y más apegada herencia del castellano ibérico de todo América Latina y El Caribe. No obstante, a pesar de no tener en Cuba dialectos ni otras lenguas importantes (si bien existen barrios de otros pueblos), sí te encontrarás en nuestros campos una dominante forma de hablar guajira. Esta es la clara evidencia de la identificación con la sabiduría popular, que, incluso en las ciudades, proviene de la cultura campesina.
Hago la acotación pertinente. La mayoria de los cubanos saben inglés básico y podrías comunicarte con nosotros sin problemas. Al menos, no te morirás de hambre…
En nuestro país, podrás escuchar marcadas diferencias tonales en cada región. Estas se evidencian desde las primeras frases del parlante y son hermosas evidencias del encanto y peculiaridad de cada zona. En cuanto a estas formas y costumbres del lenguaje, me tomo la atribución de viajero para dividir nuestra isla en varias regiones predominantes, estas divisiones son: Pinar del Río y Artemisa; La Habana, Mayabeque y Matanzas; Cienfuegos, Villa Clara, Sancti Spiritus y Ciego de Ávila; el resto de las provincias orientales, Las Tunas, Granma, Holguín, Santiago de Cuba y Guantánamo. Si lo notan he dejado fuera a Camagüey. Digamos que en esta provincia sucede un fenómeno al que llamaría fronterizo, ya posee el acento oriental en su paladar pero, a su vez, también el de su región colindante de occidente. Repito, esta es una apreciación personal no importante, y sin basamento científico.
Te cuento una anécdota que nos hizo partirnos de la risa. Tengo un amigo polaco, mochilero y ciclista que vino a recorrer Cuba en su bicicleta convencional (sin aditivos, ni piñas de velocidad). Ya de paso aprovecho para decirte que se puede recorrer la isla completa en 20 días, sin sofocarte demasiado. Jacek, mi amigo viajero, sabe español a nivel básico y puedes comunicarte con él de manera aceptable en nuestra lengua. Sin embargo, cuando volvió de su recorrido, pues tristemente no pude acompañarle nos contó sus vivencias. Entre ellas que –nos cuenta asombrado y serio–, al pasar por la ciudad de Santiago de Cuba, no entendía bien a las personas de ese lugar. Claro que nos morimos de la risa y él, sin comprender nuestra diversión se preguntaba… Entre risa le contesté: “Ay, amigo, el problema radica en el canto de la ciudad del sol, jajaja”.
A la Isla de la Juventud (Isla de Pinos, el gentilicio de los habitantes de esta isla es: pineros) le dejo fuera: es un collage de todas las provincias. En ella te puedes encontrar cualquier acento, sin embargo, puedo asegurarte que predomina el tono oriental, pues la mayoría de sus ciudadanos provienen de esas provincias del país. Otro paréntesis: visitar esta Isla es fenomenal, mágico. Lo que más me agrada es que posee una de las mejores zonas de vuelo de Parapente de toda Cuba.
¿Sabías que existen comunidades aborígenes en cuba? En realidad, no las conozco personalmente, pero algunos amigos viajeros más intrépidos que yo las han visitado. Se encuentran en el oriente extremo del país. Te garantizo que es una deuda que acabo de contraer contigo y, desde que tenga oportunidad agarro mis herramientas de mochilero y les visito. Ya luego hago un post sobre estos pueblos.
Turismo en Cuba
Cuba tiene el privilegio de escontrarse en zona de los trópicos. Su alargada y estrecha forma le acrecienta el clima húmedo, los numerosos tipos de suelos y relieves; y el constante mar que la circunda le hacen un verdadero paraíso para todos los tipos de turismo, en toda su extensión. Es el propio territorio, por encontrarnos en medio de dos corrientes, las aguas de las playas son agradables todo el año. Excepto en la primavera, temporada en la que no se recomienda bañarse por miedo a las “aguasmalas” o “barquitos” que recalan en la arena. Por supuesto, ni el escritor de este post le presta atención a esta advertencia. Jajaja.
Es cierto que debemos tener en cuenta las prudentes advertencias de las Autoridades Sanitarias que insisten en que la exposisción al sol se torna peligrosa entre las 11 a.m. y las 3 p.m. Pero tenemos las demás horas del día y, en especial en las noches, donde podemos disfrutar de la brisa nocturna bañada de salitre y ozono. En la mañana nos vamos a la playa con protectores solares, sombreros extravagantes de todos tipos (ni que ver a las viejas como se visten para la playa) y gafas de sol, para observar mejor, como en el cuento de la caperucita roja…
Su variedad, orgánica y logística también influye. Por todo el país encontrarás desde grandes hoteles hasta casas de alquiler de todos los tamaños y precios; grandes expediciones en yate por los cayos a senderos minúsculos en medio de las montañas donde podrás compartir, a intervalos, con agradables campesinos ávidos de conversación, siempre dispuestos a brindar a grandes vasos de café criollo, verdadero producto de los cafetales de las sierras. Personas afables, que si bien parecen personas brutas físicamente, sus corazones de niños agigantados son verdaderos encantos, las primordiales joyas del caribe. Sujetos amigables y sin maldad. Cuidado con los perros que protegen sus casas, es común encontrar peligrosos canes cuidando estos realengos.
Sin embargo, al final, es cierto que los maravillosos paisajes, los senderos ecoturistas, las playas y bosques, forma geográfica, su cultura; así como el clíma, la flora y la fauna tropical, le hacen un destino perfecto para el turismo en casi todas sus modalidades. “Es la tierra más hermosa…“. Orgullosos, escuchamos la interrogante: ¿cómo hacemos, entonces, para descubrirla? ¿Qué tal si comenzamos por su gente?
El verdadero tesoro escondido
Cuba ha vivido perpetuas guerras centenarias. Volcán caribeño donde nunca se acaba el humo de su cráter. Sin embargo, a pesar de todas las vicisitudes de la vida, aquí estamos, siempre dispuestos a reír, bailar cualquier tipo de danza, cantar debajo de los aguaceros primaverales. bañarnos en las playas repletas de juventud y energía, sentarnos a jugar dominó entre los gestos alucinantes del romance febril y el olor de la carne asada…
Acá poseemos el record mundial en la invensión de motivos para hacer una fiesta por cualquier capricho espontáneo. La alegría y la jovialidad del cubano, a mi juicio, es el mayor encanto de nuestra isla. En medio del fuego de las brujas de Macbeth, mezcla de aborígenes, españoles, inmigrantes, esclavos, corsarios y piratas el tesoro de esta isla del Caribe, aún enterrado en nuestras cimientes, resplandece a través de tantos siglos de idas y retornos.
¡Avanti!
Ya sabes. Quedas invitad@. Puede que hayan algunos mosquitos, pero las mayores picaduras te las llevarás en el corazón. Del cual jamás podrás deshacer el lugar que en él habremos ocupado.