Baracoa, la silueta de un camino entre dos años
Ayer terminé de escribirte lo relacionado a Holguín y mis andanzas por aquellas tierras, a excepción de Cayo Bariay. Por la carga emotiva, electrizante, le dediqué un post completo. No hay manera de no sentirse así. Si no has leído esa página, aquí lo puedes devorar:
Cayo Bariay: el encuentro de dos culturas.
Aquí tienes el contenido de esta página 👇
4 de enero: Viaje a Baracoa
En teoría, mi jornada entre dos años había terminado. Qué más pedir para una pequeña escapada, que visitar el nacimiento del Nuevo Mundo de los Reyes de Castilla. Creo habértelo comentado antes, entre mis tesoros más preciados se halla el Diario del primer viaje de Cristóbal Colón, recopilado por el Padre de las Casas.
Allí podemos leer varias veces expresiones similares a esta: “tierra que nunca tan fermosa cosa vido”.
Hoy puedo decir con júbilo en mi alma: estuve allí. Caminé donde el Almirante, el grandioso Cristóbal Colón. Aquel que escapó de la negación postuguesa, conversó con los reyes de Castilla, esperó en las disidencias de moros y cristianos, atravesó el mar de los sargazos y las dudas, con su fe inquebrantable. El que estuvo a punto de ser asesinado por su propia tripulación…, y llegó. Por fin, llegó. ¡Joder!
Eso es perseverancia viajera a toda prueba. Y todo eso lo viví en allí en Cayo Bariay. Y lo he vivido muchas veces. Lo hemos vivido todos los que no podemos conformarnos con el día a día de las cotidianidades. Los nómadas sin aparente sentido de conservación.
Pero ya no puedo hablar más sobre Holguín y sus maravillas; ni prolongar más mi estancia en esta parte.
Ayer, al tocar Gibara, hice la “visita de médico” más corta de mi vida y en un par de horas salía de Gibara rumbo a Holguín. Y de tan buena suerte -la suerte no existe-, cuando llegué a la Terminal Las Baleares, casi llamaban la Guagua a Moa.
Sobre las 11 de la noche conquistaba Baracoa, la Primera Villa fundada por los españoles. Esta vez, Dios me mandó a Yuni, un joven de esos que saben lo que es un mochilero.
Lo más importante de los viajes no son las millas que dejamos detrás; sino las incontables conversaciones, los amigos hechos a golpe de palabras y encuentros. Aquellos recién desconocidos que redesconoces al amanecer de la siguiente partida; y que muchos de ellos quedan alojados en tu personalidad.
Yuni me guió un poco, contó algunas historias, aconsejó sobre los imperdibles más importantes de Baracoa y me mostró donde estaba el Estadio para levantar mi carpa en un agradable colchón de hierbas. Gracias a sus palabras tuve el sueño más olímpico de este viaje.
5 de enero
Despierto con unos cuantos lugares en mente para visitar acá en la Primada. Adelanto mi paseo matutino; pero una vez más me hallo husmeando entre las listas de la terminal. Me traicionan esos escalofriantes deseos de mantener el paso. Intento a toda costa controlar el impulso. ¡Imposible! Seamos sinceros. Pasado el mediodía subo al carro que me llevará a conocer el Faro Punta de Maisí. Una de mis deudas cubanas más anheladas y de la que no tenía ni la más remota idea conocer este año.
Avanzo en un Jeep por una de las carreteras más asombrosas que he visto en toda Cuba. Créeme. Lo mismo atraviesas un valle, surcas la cresta de las montañas, te deslizas junto a playas atrayentes, cruzas ríos y penetras por las entrañas de las piedras…
Es una pena que no haya podido tomar imágenes decentes. En especial, sobre la desembocadura del río Yumurí, única en el archipiélago, y el túnel natural entre las piedras movidas por sabe Dios qué fuerza descomunal.
Es una pena que no me dio tiempo de tomar mejores imágenes. Queda pendiente.
2:00 p.m.
El pueblo cabecera del municipio Punta de Maisí se llama “Máquina”. De aquí al Faro faltan unos 13 kilómetros. El carro en el que vengo avanza un poco más para dejar a algunos amigos en sus casas; así que aprovecho hasta lo último. Jaja. -Te faltan 8 kilómetros- me dicen.
Buena distancia. Es temprano, puedo llegar antes del anochecer.
A poco andar me recoge un tractor cargado de viandas.
3:53 p.m.
De esta manera entro a la Comunidad más oriental de Cuba. Un sueño hecho realidad. Me hallo frente al Faro Punta de Maisí. Pero como la experiencia fue única, hago un salto en este viaje. Todo lo referente al suceso en los confines de Cuba te lo detallo con lujos en esta entrada:
Faro Punta de Maisí; casi punta de pistola.
6 de enero
Un buen día para regalos, ¿no? Desconozco de Reyes, Magos y aforismos. Dos presentes gigantes me ha hecho Dios: Isabelle Lucía y esta Bitácora de vida con los incontables recuerdos del camino borroso, reticente.
4:27 de la madrugada
¡Vaya regalo que me han dado los reyes! Tremendo madrugón. Yo diría que me han levantado a media noche. De 4 a 7 es la hora de dormir a gusto.
Si leíste el relato cómico que me sucedió en el Faro Punta de Maisí sabrás por qué la despedida forzada.
Hace mucho que dejé atrás la Ciudad de Holguín; el destino que pensaba realizar este fin de año. De nada sirve lamentarse. Los pensamientos me hacen reír, entre la seriedad que quiero darle y la burla que mi propio cerebro le infiere. El muchacho que viaja a mi lado cruza su mirada de juez a lo: este está loco. Pero es que la risa es una de las conversaciones interiores que menos podemos esconder.
Amanece en la Punta de Maisí y ya rodamos hacia Baracoa.
Baracoa, la primera Villa
Es una pena que hoy no pueda escribirte mucho sobre la primera Villa fundada en Cuba por los españoles. Luego te resumo en una página todos los destinos, tours, excursiones, qué ver y hacer, lugares turísticos más importantes…
Es que no puedo engañarte. Me fallaron las expectativas. Cada vez que pensaba en Baracoa, suponía un prestigioso Casco Histórico a la onda de Trinidad, Santiago de Cuba, o Bayamo. Pero no fue así. Toda ella se encuentra diluida en una mezcla insuficiente de repetidas reconstrucciones. Apenas ves unas cuantas calles en las que tampoco se definen las edades de manera explícita.
Claro que esto no le niega sus encantos. No se malinterprete. Baracoa tiene muchos lugares que visitar. Solo que me la imaginé más concisa, intencional, mística. Pronto de detallaré una página completa sobre qué ver y hacer en Baracoa.
Por mi parte, la naturaleza le gana a cualquier otro atractivo turístico. Es hora de caminar hacia las afueras. Hoy solo haremos un recorrido cercano. Para otra ocasión, con más tiempo y recursos recomendaría Los Senderos de El Yunque, o todo el Parque Natural Alejandro Von Humbolt, el más importante del país.
Mi favorita sería la Excursión al río Yumurí. Es de instagramers a la onda de Indonesia o Thailandia. No solo disfrutas de los paisajes de película con las montañas de piedra junto al agua, sino que puedes realizar paseos en bote, disfrutar de la naturaleza tropical más exquisita, cenar a lo cubano y bañarte en playas de primera.
Si quieres echarle un vistazo a lo que te espera en estos parajes:
Las 5 Excursiones en Baracoa con Civitatis.
Playa Boca de Miel
Más allá del malecón baracoense (hacia el naciente), encabezado por la Fortaleza que le protegía en tiempos de la colonia, comienza la playa de
arenas negras y brillantes que se extiende hasta Boca de Miel.
Allí, en la desembocadura del Río homónimo, se agrupan los pescadores y sus enseres. Siento gran respeto por los pueblos pesqueros. Son gente trabajadora, cincelada con identidad a flor de piel y cicatrices.
Puente Colgante
Te recomiendo avanzar hacia la comunidad a orillas del río. Varios detalles identitarios se pueden apreciar en este pequeño caserío. Si decides caminar un poco más allá de Boca de Miel te esperan los senderos del Área protegida “Yara-Majayara”, los Petroglifos y Playa Blanca.
Yo buscaba Playa Blanca. Las recomendaciones de Yuni deben ser ciertas. No parece de esos tíos que hablan sin fundamento. Y las imágenes tomadas por su teléfono son prometedoras.
A medio camino me detuve por algo insignificante, pero reflexivo.
¡Que maravillas! Como puede haber un torrente de agua dulce junto a la misma playa salada. Esto está a unos 30 metros del mar. Es el gesto de quien dispone la protección de tus hijos, un plato para el hambriento, un techo a quien camina desorientado, una palabra de aliento al que entristece ante un dolor emocional…
Este pozo de agua potable junto al mar es como un faro de vida para los vecinos de este barrio.
Elemento protegido Yara-Majayara
Al realizar los senderos de esta Área Protegida disfrutas de la vegetación autóctona, las montañas no muy altas de esta parte, cuevas, avistamiento de aves hermosas, restos arqueológicos, el mirador, y hastas las ruinas de un campo de tiro anacrónico, pero no inesperado…
Petroglifos
Pienso que lo más sorprendente de estos senderos son los paisajes creados en las rocas por la erosión. Estas terrazas marinas ofrecen imágenes inigualables. Entre ellas, los llamados Petroglifos cubanos. Estas formaciones asombrosas no solo se hallan en cuevas milenarias, sino que les envuelve un aura auténtica de eras pasadas.
Si te gusta la arquelogía, ese es el sitio principal, cercano a Baracoa, donde mejor encontrarás restos de los aborígenes cubanos. Centenares de pinturas rupestres adornan sus paredes; en legado atemporal de nuestros primeros padres taínos. Quién sabe si los tatarabuelos de Fabelo dibujaron estas cuevas.
Y los caminos del agua que penetran las entrañas de la piedra me hacen recordar las cavernas del Valle de Viñales.
Ah, este espacio completo se paga.
Como tuve que visitarle bien temprano en la mañana los cuidadores de la entrada no habían llegado. ¿Qué puedo hacer? No era mi intención, pero tampoco podía sentarme a esperar que los dormilones viniesen a trabajar a media mañana. Jeje. Pagaré la próxima vez.
Playa Blanca
Por mi parte, además de los Petroglifos, lo más atractivo en este lugar es la esperada Playa Blanca. Un sitio apartado donde puedes filmar Scary Movie.
Es pequeña, pero lo valiente no quita lo cortés. Cruzas el bosquecillo que le separa del sendero y allí está. Entre las agrestes rocas labradas por el mar tempestuoso un pequeño paraíso de arenas blancas te espera. Qué más pedir a una playa con rocas para jugar, arenas limpias para las caricias y sobra de árboles como refugio natural. Se las recomiendo para un día en familia espectacular.
Estadio
Al caer la tarde me pasé un rato en la Terminal intentando salir. No pude tomar el Autobús a Guantánamo. Tengo guardada una pizza vieja, azúcar y los pomos llenos de agua. En el juego de Dominó, una frase aconseja: quien repite gana. Por eso, qué mejor lugar para dormir que este, apartado, tranquilo, de hierba acolchonada y brisa de mar.
7 de enero
Del de pie a la Terminal fue cuestión de minutos. Un transporte caro despeja la cola a Guantánamo. He quedado de primero para la próxima.
La Farola
10:44 a.m. Logro subir al Carro de Baracoa-Santiago. He pagado solo hasta Guantánamo. Lo único que me falta para darme con una piedra en el pecho es…
-Chofer, una pregunta. ¿Esta guagua va por la Farola?
Su respuesta afirmativa es música a mis oídos.
Estoy feliz.
En breve habré tocado todas las preciosuras de la ingeniería civil cubana. El Viaducto de la Farola es una de Las 7 Maravillas de Cuba. Había presenciado las otras 6. Solo me faltaba esta. Una hora o dos a lo sumo y aquí la tengo.
La Farola es pieza única. No es para menos. Además de su hazaña constructiva es un encanto a los sentidos.
El cartel que recibe a quienes llegan a Baracoa me despide en este viaje entre dos años. Me siento viajero bendecido.
# la foto del cartel de Baracoa.
Guantánamo: un raro encuentro
Al mediodía llegamos a la Terminal de Ómnibus de Guantánamo. Almuerzo una pizza de masa carmelita, mientras una chica desconocida se me acerca.
-Nos hemos visto varias veces -me dice en tono alegre.
-¿Síp? Lo siento -frunzo el ceño.
-Nos vimos en Baracoa ayer, y hoy aquí… Voy para Cruces.
Termina la frase con relámpagos por ojos, como si quisiera mitigar los deseos de seguir conversando con este viajero a quien descubrió desarmado socialmente; sin más comunicación que el tumulto de ideas martillando su frente. Con gesto agradable, silencioso al oído y, sin despedirse, da media vuelta con una pequeña sonrisa que demora disiparse en mis pensamientos.
La volví a ver muchas veces. En la tarde conversaba con un chico. Luego les vi discutir con disimulo…
Por segunda vez, se acercó sin decir palabra, de frente, a menos de un metro; como esperando de mi algo que nunca llegó. Yo escribía sobre Cayo Bariay. Al atardecer llamaron el carro de Cienfuegos. Cuando escuché ese destino miré a las taquillas y allí estaba. Una escultura de mármol mirando mis entrañas; descubriendo cada escondrijo de vergüenza en mi corazón.
Que encuentro tan raro, me decía. Y pensar que jamás volveré a sentir su silueta interpelando en mis vacíos.
¿Cómo es posible que una mirada te haga sentir tan desnudo?
Hora de terminar
Si hay algo más triste para un viajero que terminar su viaje, es hacerlo antes de lo previsto. Traía bajo la manga una reserva Guantánamo-Santa Clara para el día 9. ¡Que pena! Me adelanté mucho. Jeje. La lista de espera no parece estar tan grave. Me anoto a La Habana, Santa Clara, y Matanzas.
10:28 p.m. Cuando nos botan del salón como a perros, me acomodo en un rincón. No creo que sea factible armar la carpa. Dormir en el piso de granito es parte de la aventura. No siempre dispones de un estadio con 4 manzanas de hierba para ti solo. No puedo quejarme, peor lo está aquella madre con su bebita en brazos.
No quise volver a tomar fotos de ellos, porque la imagen es indignante.
Domingo 8 de enero
La mañana transcurre en silencio para mí. Escribo un poco. Disfruto de las imágenes en mi cámara… Mientras me espabilo llaman al carro de Sancti Spiritus. No le hago mucho caso, pero la insistencia me atrae. La lista había terminado. Llamaban a cualquiera que deseara irse en ese autobús. ¿Uhm, qué hago aquí?
Corro a la ventanilla. -Un pasaje, por favor.
12:57 Ya estamos en la carretera rumbo a Sancti Spiritus, la única ciudad en Cuba con su nombre en latín, mi provincia natal.
Seudofinal
Mi reloj marca las 12:59 cuando llegamos al Estadio de Holguín. De regreso al punto de inicio. Ya puedo dar por terminado mi viaje; al menos, la parte desconocida, novedosa, semi-intencional.
El almuerzo en estos quioscos es de lo más caro que he visto en toda Cuba. Te recomiendo, si viajas de bajo perfil (como yo), que al bajar del carro vayas a la Terminal Las Baleares y compres algo normal. Te alcanzará el tiempo. No te preocupes.
Suceso curioso y afortunado
A las 9 de la noche entrábamos a Sancti Spiritus.
Al anotarme en la Lista de Espera escucho que sale una guagua hacia Santa Clara a las 5 a.m. Se me ocurre revisar la App Viajando y, ¡Eureka! Reservo un asiento para la misma guagua que me estaba anotando. Jejeje.
Uhm, qué felicidad. Mochila al hombro marcho hacia la otra terminal a descansar tranquilo.
9 de enero
5:00 a.m. Salimos. Hora de cumplir con la cuota familiar. Saludo un rato en Placetas a mi Mamá y hermanas. A las 10:40 ya estoy en la Lista de Espera de de la Terminal de Santa Clara para la Habana. Al ver lo difícil, salí a las 11 en la guagua de Matanzas.
Sobre las 4 de la tarde conocí a Rubén, un señor mayor que venía hasta unas tres o cuatro calles de mi destino final en la Lisa. Vaya coincidencia (no creo en las casualidades).
8:49 de la noche recogí a Lucía, esa luz interior que ilumina todo mi ser. Acompañamos a nuevo compañero de viaje hasta su casa. Le costaba andar y no veía bien.
Entre las mayores alegrías que me ofrece mi bebe es su interminable ráfaga de palabras. Vaya, que no se calla la princesa. Jajaja. Para mí es magnífico tener una hija tan hilarante. El regalo más grande que Dios me ha dado.
Despedida a pura humanidad
La agenda de este “Viaje a Holguín” concluye. Se me acaban las palabras por hoy. Sin embargo, antes de irme quiero contarte una historia de esas que Dios nos regala a los mochileros innumerables veces.
En Gibara, sobre las 10 a.m. tuve el desayuno-almuerzo que mi querida amiga Daylami me regaló como anfitriona. Cuando llegué a la Estación de Moa, eran las 10 de la noche. La Terminal estaba cerrada (triste moda actual que se impone en toda Cuba, ¿por qué? Piensa). Unas pocas personas se hallaban en la cola de la Guagua de la Habana. Me senté junto a un señor con su nieto en el muro de las jardineras. Aprovecho para preguntarle por la manera de llegar a Baracoa: dónde, cómo tomar transporte, cuál es la mejor opción…
Al rato, sin conocerme en absoluto, aquel abuelo se vira a su nieto para decirle: -Déjale la mitad de la comida a él.
Entre las tantas bendiciones y alegrías de este viaje entre dos años, este fue el gesto más escalofriante que pude sentir. Por supuesto que no por el hecho de ser el beneficiario, sino porque era un acto del más hermoso gesto de humanidad y amor.
Hoy, a un mes de esa escapada, te escribo sintiendo lo mismo que experimenté aquella noche.
¡Dios te colme de bendiciones como esta!
En mi Instagram te subí varias imágenes representativas de esta escapada.
Nos vemos.
Tío Lucio el viajero.
p.s: Te recuerdo que Guagua en Cuba es Autobús.
Si no has leído la primera parte de este Viaje entre dos años, pincha aquí:
Para más aventura
26 Comentarios
Miley Harrison
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Lucioviajero me ha encantado tu escrito pero puedes escribir mas sobre Baracoa? porque parece que no tenias muchas ganas o estabas cansado…
Lucioviajero
Jajaja, una lectora exigente. No te preocupes, cuando escriba la Guía completa sobre este destino, te lo hago saber. Buen día, y felices viajes, Amelia.
Yahir Ali
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Lucioviajero
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Me gusta mucho esa ciudad. Soy estudiante en Cuba. Fui el año pasado. Tiene paisajes naturales deliciosos…
Lucioviajero
Buen día, Su. Ya lo creo. La naturaleza allí tiene toques de grandeza… Felices viajes y estudios.
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Lucioviajero
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Lucioviajero
Vaya, Katie, eres hilarante. Jajaja. Ya quisiera conocerte, tanto en Guadalajra como en la Habana. Si todos mis lectores fuesen como tú, sería un Gurú. Jajaja.
Un abrazo desde las calles de la Villa de San Cristóbal de la Habana…
Con mucho cariño.